De opinión:

Las universidades ya han iniciado sus clases presenciales y en algunas de ellas se mantiene la opción híbrida.

La esencia de nuestras capacitaciones son los talleres. En dichos talleres se genera un ambiente de creatividad, interacción entre diferentes historias y experiencias, pero la pandemia nos obligó a transformar nuestro estilo de vida.

Seamos sinceros, tenemos todas las ganas de participar en un taller pero el salón está en San Isidro, cerca a nuestro trabajo, no obstante nuestra casa está en Los Olivos. Muchos tienen que lidiar con el tráfico de Lima, incluso este mal ya se propagó a otras ciudades, como Arequipa. Asistir a clases luego de una jornada difícil en el trabajo, sabiendo que luego tienes que soportar una hora de tráfico para llegar a la media noche a tu casa, es un pesadilla con solo pensarlo.

Pero, el incremento del uso de aplicaciones como Miro o Mural, por ejemplo, ayudó a desarrollar talleres virtuales, ya no es necesario que estes en un salón, pero se han presentado problemas, ha sido difícil motivar a los más jóvenes su participación en dichos talleres, creo que es la falta de disciplina. La participación es escaza, muchos se conectan pero no encienden la webcam o escuchan una clase completa desde la calle, el taxi o el bus. Lamentablemente la idea no era esa.

Sería genial que las empresas den un día libre para la capacitación de sus equipos de trabajo. Así, se aprovecha un full day y ya la teoría lo hacemos online. Unos amigos de otros lares me comentaban que eso es una práctica común donde viven… estamos muy lejos de esa realidad, al menos en el rubro construcción.